¡No hay otro planeta! La opción es una economía circular

no-banner
enero 7, 2022

Texto de Idally Pedroza para Greentology.

Todos los artículos de uso diario portan envolturas, envases y embalajes que resultan en la producción de un exceso de basura. Al menos, durante el año 2020, se registró un incremento -a nivel global- entre el 30% y 50% a los residuos generales, según estudios urbanos y ambientales de la UNAM

Seguramente has experimentado esa sensación de alivio después de deshacerte de toda la basura, ver tu casa más limpia y despejada. Pero, te has preguntado, ¿cómo el estilo de vida que hemos adoptado daña al planeta? ¿Qué pasaría si ya no pudieras deshacerte de esa basura que acumulaste después de las compras? El Banco Mundial publicó un estudio realizado en 2018 llamado “What a Waste”2 , en el que declara que en el mundo generamos 2,010 millones de toneladas de basura anualmente y se prevé un crecimiento del 70% para el año 2050. Se explica que dado el comportamiento que hemos adoptado en nuestro estilo de vida durante los últimos 50 años, hemos generado una cantidad de residuos que provoca una tendencia insostenible para el planeta; además, se ha dispuesto de una cantidad de recursos naturales que no se han renovado.

La ONU estima que, si la población mundial continúa creciendo como se prevé, podríamos necesitar el equivalente a casi tres planetas con recursos naturales similares, que harían falta para sostener el estilo de vida actual3 . El error ha sido decantarnos por una economía lineal que implica producir para vender a gran escala, promoviendo el comportamiento consumista que hemos adoptado y así, contribuyendo a las consecuencias. Vender a gran escala implica extraer recursos naturales en grandes cantidades, de tal manera que dañan el ecosistema de manera irreversible. Un claro ejemplo es que el análisis de la Plataforma Intergubernamental en Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos de la ONU4 (PIBSE), reporta que se han extinto 20 especies animales a nivel mundial a consecuencia del daño ocasionado al ecosistema.

De seguir así, primero los humanos se quedarán solos o peor será, el perecimiento de la humanidad.  Estos escenarios nos enfrentan a un problema sumamente complejo, pues todo lo que utilizamos en nuestra vida cotidiana al no ser manipulado adecuadamente, contamina. Es así como la economía circular tiene como principios la “ecoconcepción”, que busca considerar el impacto ambiental de los productos desde el diseño para que logren ser funcionales, reciclados; incluso, reparados y reutilizados para ampliar el ciclo de vida de los mismos. En aras de obtener el resultado esperado, la economía circular se dirige tanto a los actores públicos encargados del desarrollo sostenible y del territorio, como a las empresas que buscan resultados económicos, sociales y ambientales. Asimismo, a la sociedad que debe cuestionarse acerca de sus necesidades reales. Las industrias, pese a las recomendaciones de los expertos, aún no han descubierto mejores formas de procesar y producir de manera menos invasiva, sin contar que el manejo de residuos nunca se ha podido solucionar de manera óptima.

Como consumidores, estamos obsesionados por tener siempre los últimos lanzamientos y muy rara vez nos preocupamos del origen de los materiales, ni cuestionamos ni exigimos mejores prácticas en la producción de los artículos que consumimos. En gran medida somos responsables del reciclaje, aunque, no tiene mucho sentido separar la basura cuando no existen mecanismos para la recuperación a gran escala, ya que -por desgracia- la gran mayoría de los artículos no han sido pensados para ello. Tan es así que el proceso de reciclado en ocasiones llega a ser más costoso y contaminante. La situación es cada vez más insostenible para el planeta. El sistema lineal de nuestra economía (extracción, fabricación, utilización y eliminación) ha alcanzado sus límites. Pese al optimismo de concebir vida en otros planetas, la realidad es que hoy no es posible; mucho menos, está al alcance de todos, por lo que optar por una economía circular si lo es.

Un gran número de las respuestas están en imitar a la naturaleza y los sistemas naturales, donde todo tiene valor y todo se aprovecha, los residuos fluyen; aunado a que se convierten en un recurso para otro. Por ejemplo, una especie se convierte en el alimento de otra, la energía proviene del sol, los seres vivos crecen y al morir se convierten en un recurso que es absorbido por la tierra, que es capaz de crear vida nuevamente. Siempre ha sido así y siempre ha funcionado porque el proceso es cíclico. Como su propio nombre indica, la esencia de este modelo radica en que los residuos que generamos sean promovidos para convertirse en la materia prima para otras industrias; de ahí que mantengan una estrecha relación con la sostenibilidad, ya que el hacerlo de este modo propicia que los recursos se mantengan en la economía el mayor tiempo posible.

Propuestas

Es fundamental aceptar que el sistema cíclico de la naturaleza funciona. Una gran ventaja es que estamos cada vez más abiertos a aceptar que debemos cambiar nuestra mentalidad y estilo de vida. De nosotros depende que con nuestras acciones y desde nuestras posiciones de CEOs, gerentes, independientes… ¡no importa el puesto que ocupes! Lo más importante es que seamos conscientes, pongamos el ejemplo y tomemos acciones hoy mismo. En Acclaim Energy deseamos compartir algunas sugerencias, resultado de más de 18 años de experiencia como consultores para sectores industriales, comerciales e institucionales. A lo largo de este camino, sabemos lo complicado que puede llegar a ser contar con el acompañamiento de un experto que proporcione información y herramientas que permitan orientarlos en la toma de decisiones favorables para que sus negocios se mantengan de manera sostenible a lo largo del tiempo.

Algunas ideas de negocio bajo el concepto de economía circular son:

  • Simular el ciclo biológico de la naturaleza. Hay que repensar la forma en que algunos de nuestros residuos, tales como los envases y empaques, sean fabricados de materiales seguros y biodegradables, mismos que puedan ser absorbidos por la tierra para dar vida a más cosas y de este modo evitar desperdicios.
  • ¿Qué pasaría con los aparatos electrónicos? Sabemos que no son biodegradables, pero sí reciclables. Las compañías del futuro con mayor valor serán aquellas que estén dispuestas a recolectar estos aparatos, separar los componentes para reciclarlos, pero… ¡ojo! Siempre y cuando estos métodos usen energía renovable, ciclos combinados, etcétera. Hoy es el momento de invertir en investigación para ser pioneros en estos y otros procesos que están por descubrirse.
  • Invertir en líneas de restauración genera empleos y al reintroducirlos en el circuito económico sigue impulsando el crecimiento de la competitividad y la economía.
  • Cambiar la forma en la que concebimos la propiedad. ¿Qué pasaría si en lugar de pagar por un artículo, pagáramos por una licencia de uso? Que al término de cierto lapso pueda el fabricante reemplazar el equipo por uno totalmente restaurado y tomar el tuyo para seguir con el proceso de reciclaje. Además, que durante el proceso logístico los componentes sean transportados en automóviles o camionetas eléctricas. Ya existen algunas compañías que lo están haciendo.
  • La economía circular consiste en que todas las empresas que forman parte de nuestra infraestructura trabajen en conjunto y se cambien las perspectivas de lo que se ha hecho igual por décadas. Pensemos en ser dinámicos, creativos, y pregúntense: ¿cómo se hacía antes y por qué? ¿Cómo lo resolveríamos si los recursos que hoy tenemos ya no existieran? ¿Tienen hijos, sobrinos…? ¿Qué lugar les espera? Si logramos mantener el equilibrio entre el progreso y la sostenibilidad, seremos capaces de prevalecer en el planeta por más tiempo, seguros y sanos.

Top