Mujeres en la Energía: Un Futuro más Brillante

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marzo 4, 2024

Según los reportes publicados en 2023 por Catalyst, organización global sin fines de lucro que cuenta con el apoyo de empresas lideres, y que ayuda a construir lugares de trabajo que funcionen para las mujeres, se identificó que las empresas dirigidas principalmente por mujeres tienen un rendimiento de hasta 16% más alto en comparación con aquellas dirigidas exclusivamente por hombres. No obstante, según cifras del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), en el 2022 solo el 4% de las empresas en México eran lideradas por mujeres.

La igualdad de género hoy día cobra especial relevancia en el marco de la conquista de un nuevo sistema global justo, equitativo, sostenible y sano, plasmado incluso como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por las Naciones Unidas. De esta manera, el quinto objetivo de éstos propone eliminar la discriminación y violencia contra las mujeres, y alcanzar la igualdad entre géneros a través de la inclusión en los espacios de toma de decisiones políticos, económicos y sociales, pero, se han preguntado ¿qué avance se han logrado hasta el momento en la inclusión de las mujeres en los espacios de toma de decisión?

Las carreras en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, también conocidas como STEM por sus siglas en inglés, ofrecen oportunidades importantes para el crecimiento personal y profesional y no obstante, la participación de las mujeres en este tipo de ocupaciones es baja en comparación con la de los hombres en todo el mundo. Según datos del Integrated Postsecondary Education Data System (IPEDS) de Estados Unidos, para 2021 el 41% de las matrículas inscritas en programas universitarios en estas carreras, eran mujeres. Si bien esta tasa ha incrementado un 4% en los últimos 10 años, aún existen retos significativos en cuanto a la equidad de género en la educación de las mujeres, y las expectativas de lograr ser exitosas en alguno de estos sectores.

La participación de la mujer en carreras STEM en América Latina es menor que el promedio global. En 2022, el IMCO registró que en México el 33% de las matrículas inscritas correspondía a mujeres, cifra mucho menor a la de Estados Unidos, a pesar de ser un país que tiene una economía en desarrollo y una industria creciente.

El desequilibrio de género no solo es considerable a nivel académico, ya que en la fuerza de trabajo y el nivel jerárquico dentro de las organizaciones en México deja mucho que desear. En 2022 la participación de mujeres dentro de plantillas laborales de 182 empresas listadas en la bolsa de valores alcanzaba el 36%, y se reducía a 21% en direcciones de áreas jurídicas, 10% en direcciones de finanzas y 4% en la dirección general. Por otro lado, 27% de las empresas no tenían mujeres en sus consejos de administración. (IMCO)

En el sector energético en México, más de 25 empresas fueron consultadas a través de sus organigramas, y al menos el 20% de ellas tienen a una mujer en la posición de dirección general a nivel nacional. Por otro lado, al menos el 50% de las empresas están realizando esfuerzos considerables por incluir políticas de diversidad, equidad e inclusión, y dentro de los reportes de resultados anuales publican los esfuerzos y el crecimiento de su plantilla laboral alineada con los compromisos de sus políticas de inclusión y diversidad.

Es imperativo recordar que la búsqueda de paridad en el ámbito profesional no solo genera beneficios para ellas, ya que a su vez, existe evidencia de que su integración arroja mejores resultados para las empresas con organigramas diversos. Por ejemplo, las conclusiones obtenidas a través de una encuesta publicada por el Harvard Business Review, encuentran que las mujeres obtuvieron mejores resultados en 12 de las 16 principales competencias de liderazgo, en las cuales destacan la colaboración, generación de resultados y el desarrollo personal.

Además, las empresas trabajan en comunidades y mercados variados, por lo que es importante que su liderazgo refleje la diversidad de la sociedad en la que operan. Esto no solo es ético, sino que también puede mejorar la reputación de la empresa y fortalecer sus relaciones con clientes, proveedores y empleados.

Como alguien que ha tenido la oportunidad de trabajar en una empresa liderada por una mujer, puedo atestiguar que su liderazgo ha alentado la participación y el crecimiento de los equipos y sus integrantes, y personalmente, ha representado un fuente de inspiración y motivación para aspirar a que mi aportación a la industria tenga un alcance superior cada día. Esto sin duda ha traido multiples beneficios para la organización, pero también para aquellos que colaboramos en ella.

Por otro lado, el trabajar con equipos diversos ha traido multiples beneficios como  el plantear soluciones que no solo estén enfocadas en el racionalismo y los sistemas teóricos, si no también propuestas prácticas que evalúan la situación desde diferentes perspectivas, y esto nos ha llevado a entender que ambas tendencias y modo de trabajar, tomar decisiones y ver la realidad son complementarias y enriquecen los resultados obtenidos.

Aunque México ha avanzado hacia la inclusión de mujeres en el sector energético y las diferentes industrias, la fuerza laboral se encuentra lejos de alcanzar una representación paritaria en los puestos de liderazgo, y resulta fundamental que las organizaciones y empresas desarrollen políticas y programas que fomenten la participación de las mujeres, y que se asegure la igualdad de condiciones de compensación y oportunidades para el avance profesional para todo el personal.

En este contexto, los invito a reflexionar sobre cómo nuestras acciones individuales pueden contribuir a la igualdad de oportunidades, y a promover políticas y prácticas que fomenten la diversidad y la inclusión en todos los niveles, desde la contratación, la promoción y el desarrollo profesional.

Al reconocer y valorar la diversidad de género, no solo estamos impulsando la equidad y la justicia social, sino también fortaleciendo la competitividad y el éxito a largo plazo de nuestras empresas y de nuestra sociedad en su conjunto. Cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar en la construcción de un futuro más igualitario y próspero, y juntos podemos trabajar hacia un mundo donde el talento y el liderazgo se valoren sin importar el género.

 

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