El Estado de las Renovables en México
El año 2019 ha sido un año de mensajes conflictivos y confusos en México con respecto al futuro de las energías renovables y la transición a un sector energético más limpio y sostenible. Vale la pena preguntarse si este largo y sinuoso camino conducirá a un suministro de energía competitivo y sostenible que permitirá que México crezca, mejore los niveles de ingreso per cápita, satisfaga la demanda de energía proyectada del PRODESEN del 3% anual durante los próximos 15 años y reduzca la huella de carbono de México.
Por un lado, vemos una expansión continua en la generación solar y eólica. Por ejemplo, el potencial general de México para la generación solar ha resultado en 1.3GW de nueva capacidad solar agregada desde el 2018, con 55 plantas solares actualmente operando en todo el país. Esto significa que la generación solar representará alrededor del 4% de la capacidad de generación total en México. En cuanto a la generación de energía eólica, esto también continúa expandiéndose, principalmente en el norte de México, con 0.9GW adicionales de generación eólica agregados a la flota de generación general del país desde 2018. Dado el nivel actual de proyectos eólicos en construcción, alrededor del 10% de la generación total de México puede provenir del viento en los próximos 5 años.
Desafortunadamente, las acciones y mensajes de la Administración actual, como la cancelación de las subastas a largo plazo y los cambios en las normas del Certificado de Energía Limpia (CEL), están planteando serias dudas sobre la inversión futura en energías renovables y el impacto de las mismas en los precios de la energía y objetivos de sostenibilidad. Muchos especulan que los objetivos de estas acciones y mensajes son proteger el papel de CFE en el mercado y seguir un discurso político. Estas acciones también afirman la creencia generalizada de que las empresas estatales tienen menos incentivos que las empresas privadas para minimizar los costos. Si estas prácticas continúan, la mayor pérdida será para la credibilidad de México en el escenario mundial y el medio ambiente, ya que México se comprometió a generar el 35% de su electricidad a partir de fuentes de energía limpia para 2024, lo que según las políticas actuales no parece factible.
Indudablemente, México necesita generación renovable adicional para reducir su dependencia de las antiguas plantas de combustible y diésel para complementar el creciente número de plantas de ciclo combinado que se están desarrollando en todo el país. Esto contribuirá en gran medida a ayudar a reducir los costos de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero de la generación de electricidad. Desde la perspectiva de los precios de la energía, el costo promedio de las plantas de diésel y combustoleo de CFE es de alrededor de USD90 / MWh y USD60 / MWh respectivamente, que es significativamente más alto que el precio de la energía logrado por CFE en las subastas a largo plazo. Los precios de estas subastas oscilaron entre USD30-40 / MWh, que es considerablemente más bajo que los precios de CFE en la actualidad. Esto resalta claramente los beneficios de la generación renovable que podrían transferirse a los usuarios finales en sus facturas de electricidad.
Entonces, la gran pregunta sigue siendo, ¿qué podemos esperar del nivel de incertidumbre en torno a la generación renovable?
A corto plazo, creemos que más proyectos renovables entrarán en línea debido a la inercia actual de la construcción. También sabemos que hay muchos proyectos a punto de completarse y otros programados para comenzar la construcción pronto. Debido a la inercia actual, el suministro de energía debería continuar expandiéndose en 2020, ya que los equipos más eficientes y de mayor rendimiento desplazarán a las plantas de generación menos eficientes en varios lugares, lo que es bueno para el medio ambiente y el resultado final de los grandes usuarios de energía.
Desafortunadamente, los efectos de la incertidumbre por parte del gobierno resultarán en una desaceleración de la inversión en generación renovable a mediano y largo plazo, ya que los generadores y desarrolladores tendrán que considerar la viabilidad financiera de sus proyectos. Por lo tanto, es seguro esperar que una cantidad significativa de nuevos proyectos se suspendan hasta que exista un mejor entorno para las energías renovables.
Nuevamente, a pesar del mayor nivel de incertidumbre, seguimos siendo cautelosamente optimistas sobre el futuro de las energías renovables en México, ya que los usuarios finales y los clientes industriales y comerciales (C&I) exigen la generación renovable por las razones mencionadas anteriormente. En este contexto, los consumidores C&I están empezando a implementar objetivos de sostenibilidad más estrictos, que no pueden cumplirse sin adquirir la mayor parte de su suministro mediante la generación renovable. Estas estrategias deben implementarse en breve, antes de que disminuya la oferta y las opciones se vuelvan limitadas. Además, la disposición de las empresas a invertir en proyectos de energía renovable y los trabajos asociados con estas inversiones deberían indicarle a la nueva Administración que las energías renovables respaldan nuestros objetivos nacionales de sostenibilidad, ayudarán a reducir nuestro compromiso de huella de carbono con la comunidad global, afectarán positivamente la economía de nuestro país y ayudaran a mejorar el pronóstico económico actual de México.