El cambio climático no sólo se traduce en un aumento de la temperatura del planeta si no en eventos climáticos más extremos y frecuentes. Uno de estos eventos fue el frío extremo en Texas y en el norte de México de febrero de este año. Este evento se tradujo en la reducción drástica en la capacidad de generación eléctrica eólica y de gas por el congelamiento en la infraestructura de generación y de extracción de gas en Texas. El incremento significativo de la demanda eléctrica combinado con un descenso en la capacidad de generación resultó en cortes del suministro eléctrico por varias horas o días.
Dado lo anterior surge la siguiente pregunta, ¿Qué pasaría si las condiciones climáticas dieran un giro de 180° con respecto a lo ocurrido en Febrero? Es decir, en lugar de bajas temperaturas, experimentáramos altas temperaturas por varias semanas. Para ello nos vamos a enfocar en el impacto en generación hidroeléctrica.
Una de las primeras consecuencias sería la disminución en la capacidad de generación hidroeléctrica. México está experimentando un largo periodo de sequía en el cual el 75% del territorio posee escasez de agua. Esto hace que los niveles de agua en los embalses no estén a los niveles adecuados para poder garantizar un alto grado de capacidad de generación en una época del año de gran demanda debido a la utilización de aires acondicionados y sistemas de refrigeración.
Asumiendo la continuación en el descenso en los niveles de precipitaciones, los niveles de los embalses de las plantas hidroeléctricas se reducirían drásticamente, lo que ocasionaría baja producción de energía. Esta baja producción hidroeléctrica llevaría al CENACE tener que hacer uso de otras tecnologías para satisfacer la demanda de energía en el país en especial en zonas de gran concentración de este tipo de generación . Los costos de generación de estas otras tecnologías suelen ser mayor que la generación hidroeléctrica ocasionando que el precio marginal de la energía en el mercado se incremente.
En México, las zonas en las que se encuentra la mayor capacidad instalada de tecnología hidroeléctrica (Chiapas, Guerrero, etc.) no existe la infraestructura adecuada o la inversión esperada para el diseño de una matriz de generación que ayude a compensar el descenso de generación hidroeléctrica sin tener que recurrir a la generación con diésel y combustóleo Una mayor penetración de las renovables junto con la presencia de ciclos combinados ayudaría a tener una menor dependencia del diésel y combustóleo los cuales favorecen el cambio climático y tienen un mayor costo de generación y en consecuencia un mayor aumento en el recibo de energía eléctrica.
El ejemplo de los efectos del clima en la generación hidroeléctrica es un muy buen ejemplo de las deficiencias y retraso de México en definir e implementar políticas para apoyar la transición energética. Por esto motivo urge que México implemente una política de transición energética y no aislarse del resto del mundo respecto a estos esfuerzos que muchos países están realizando para la reducción de emisiones y llegar a la neutralidad de carbono para el año 2050
[1] De acuerdo con PRODESEN 2020-2034 México cuenta con 60 centrales hidroeléctricas con una capacidad instalada de 12,125 MW y una producción de energía de 23,184 MWh durante el año 2020.