Lo que en su momento se imaginaba como algo sucediendo en un futuro distante, la crisis mundial del agua es algo que actualmente afecta a más de dos tercios de la población mundial 1 . De acuerdo con el Foro Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés), “más de ciento diez mil millones de personas en el mundo carecen de acceso al agua, y un total de 2,700 millones de personas enfrentan escasez de agua durante al menos un mes al año” 2 . Manteniendo el nivel de consumo actual, se estima que para el año 2025 dos tercios de la población mundial estará enfrentando un posible desabasto de agua.
Durante el verano del 2022, al enfrentar una sequía que afecto a más de 20 millones de personas a nivel nacional, México y sus ciudadanos evidenciaron de primera mano la gravedad de la situación con respecto a la escasez de agua y el impacto que tiene no solo en la vida cotidiana, pero en el sector productivo de la economía igualmente.
Con base al estudio elaborado por el Banco de México, “Sequía en México y su Potencial Impacto en la Actividad Económica” 3 , se prevé que la sequía que se vivió durante el presente año llegaría a tener un impacto económico de hasta 0.56% del PIB, lo que podría representar más de 102 mil millones de pesos anuales. Con referencia específicamente al sector manufacturero, el estudio estipula que “si todos los municipios del norte y centro-norte del país enfrentarán sequía severa, extrema, o excepcional durante un mes, las pérdidas respectivas en la variación anual del PIB podrían ascender a 0.22, 0.32 y 0.39 por ciento respectivamente”.
El sector manufacturero en México es uno de los pilares más importantes para el crecimiento económico del país debido a su generación de empleo, atracción de inversión extranjera, y aportación al producto interno bruto (PIB). Este sector representa más del 18% del PIB nacional y emplea cerca de 10 millones de personas. En consecuencia, cuando el abasto de un insumo esencial para el proceso de producción de una empresa se vuelve insuficiente, el impacto se ve reflejado en toda su cadena de valor.
Entre las empresas o procesos manufactureros que más agua consumen, existe una cierta correlación con los grandes consumidores de energía. Dentro de este rubro relacionado, se posicionan las empresas automotrices, metalmecánicas, papeleras, químicas, textiles, alimentos y bebidas. Aunque el mayor porcentaje de consumo de agua es utilizado por el sector agrícola, es importante reconocer que el más contaminante es el del sector industrial.
De acuerdo con un estudio elaborado por McKinsey, dos tercios de las empresas tienen un riesgo sustancial en sus operaciones directas o en su cadena de valor a raíz de la escasez de agua 4 . El impacto se puede ver reflejado a través de limitaciones físicas debido a la inaccesibilidad a los recursos hídricos, una disminución en la calidad del agua haciéndola inservible para los procesos manufactureros, y, de igual manera se abre a la posibilidad de que se incorporen cambios regulatorios o restricciones gubernamentales que limiten su uso o, en su defecto, que incrementen el costo del insumo. Por ende, este incremento en los costos de producción no solo afecta la rentabilidad de la empresa, pero, de igual manera se verían reflejados en el precio de sus productos y, en consecuencia, habría un impacto al consumidor final.
Adicional a esto, los riesgos que se propagan en la cadena de valor surgen a través de ineficiencias en el proceso de producción. En el artículo realizado por el Dr. Daniel Revollo-Fernández y la Dra. Lilia Rodríguez-Tapia con respecto al impacto que tiene la escasez de agua en la eficiencia de la industria manufacturera en la Cuenca del Valle de México 5 , se hace mención de que existe una suposición en que la escasez, si algo fomenta y concientiza, es sobre el uso prudente del recurso.
Sin embargo, al concluir sus estudios donde comparan la eficiencia de empresas que utilizaron agua proveniente de acuíferos que no estaban sobreexplotados vis-a-vis a los que usaron agua de acuíferos sobreexplotados, su análisis efectivamente identificó que hubo hasta un 10% mayor eficiencia en el proceso de producción en las empresas que utilizaron agua como insumo en su proceso productivo de acuíferos no sobreexplotados.
Es a través de los lineamientos corporativos estipulados por los inversionistas y altos directivos en cual se rige el nivel de compromiso que tienen las empresas con la sostenibilidad y el cuidado al medio ambiente. Debido a que estas iniciativas han tenido mayor auge en presentes y nuevas generaciones, es de mayor interés para los inversionistas alinearse a los gustos y preferencias de los consumidores ya que la tendencia se ha vuelto favorecer a las empresas y productos que son menos contaminantes y que priorizan el cuidado al medio ambiente.
La falta de proactividad podría tener un impacto adverso en la confianza del consumidor, sus hábitos de compra, y con ello futuras inversiones. Por ende, la imagen corporativa de las empresas será altamente determinada por su nivel de transparencia, liderazgo, y los recursos que se asignan para fomentar la sostenibilidad.
Las empresas que comunican y demuestran su compromiso con la comunidad y el medio ambiente a través del mejor uso del agua, así como las que adoptan medidas de ESG, son indirectamente como directamente beneficiadas, ya que les permite presentar una menor rotación laboral, tener mayor acceso a capital, y en su totalidad registrar un mejor desempeño a comparación de las empresas que no cuentan con la implementación de ESG.
Dentro del marco de ESG, el agua como la energía, son métricas claves que se contemplan para la medición y seguimiento a la meta establecida por la empresa. Dichos KPIs están dirigidos por el “Sustainability Accounting Standards Board (SASB)” y alineados con el “Global Reporting Initiative” (GRI), para que los procesos y sus debidos resultados puedan ser estandarizados, reportables, y reconocidos a nivel internacional. Un ejemplo de los lineamientos aplicables para el mejor uso y manejo del agua con relación a GRI 5 incluye la interacción con el agua como un recurso compartido (GRI 303-1), gestión de los impactos relacionados con la descarga del agua (GRI 303-2), extracción de agua (GRI 303-3), descarga de agua (GRI 303-4) y el consumo de agua (GRI 303-5) para nombrar algunos.
El beneficio tras la medición y registro de estos KPI´s específicos dentro del paraguas de ESG que ayuda a que las empresas puedan contar con un análisis de situación actual que es específico y aplicable para cada empresa en particular y para reconocer como se posiciona la misma con otras empresas del mismo giro. Esto abre la posibilidad para poder desarrollar un punto de partida o inicio, el establecimiento de una meta, y con ello determinar los debidos pasos y acciones para realizar los objetivos plasmados por la empresa. Dado a que estas acciones y sus respectivos resultados son cuantificables a largo plazo, el seguimiento y compromiso de las organizaciones que deciden implementar estas estrategias no solo fortalece el posicionamiento de su marca, pero de igual manera demuestran el compromiso continuo que se tiene con su comunidad.
Sin garantía ni probabilidad de volver a la época en que el agua se consideraba un recurso ilimitado, la necesidad de implementar estrategias de gestión del agua es fundamental no solo para las necesidades actuales, sino también para el futuro previsible.
Fuentes:
1 https://www.unicef.org
2 https://www.worldwildlife.org/threats/water-scarcity
3 https://www.banxico.org.mx/publicaciones-y-prensa/informes-
trimestrales/recuadros/%7B3A0127A1-D0C9-7D61-C9AE-E57E127FB39B%7D.pdf
4 https://www.mckinsey.com/capabilities/sustainability/our-insights/water-a-human-and-business-
priority
5 https://doi.org/10.1080/13504851.2021.1918623
6 https://www.globalreporting.org/standards/media/1909/gri-303-water-and-effluents-2018.pdf