El hecho de que Rusia esté invadiendo Ucrania ha sacudido los mercados mundiales de productos básicos, y ha acentuado cómo la continua crisis podría prolongar los problemas energéticos de Europa a medida que el Occidente se despliega castigando e imponiendo nuevas sanciones a Moscú.
La reciente decisión del Kremlin de desplegar fuerzas en Donetsk y Lugansk, dos regiones separatistas al este de Ucrania, ha impactado en los mercados y los precios de las materias primas. En la última semana de febrero, los precios del petróleo crudo se dispararon para alcanzar sus niveles más altos desde 2014, acercándose a + US$100 por barril, enviando ondas de choque en los diferentes mercados de energía, como fue en el caso de los precios del carbón y de la energía eléctrica que también aumentaron.
El anuncio de la administración Biden sobre las sanciones impuestas a Nord Stream 2, un controvertido proyecto de gasoducto ruso en Europa de poco más de 1,200 km (equivalente a la distancia que hay entre Monterrey y Oaxaca por carretera) que transportaría +150 millones de metros cúbicos de gas diariamente entre Ust-Luga en Rusia a Greifswald en Alemania, y que se contemplaba iniciara operaciones este año, han tensado aún más los mercados energéticos en aquel continente. Una nota del Wall Street Journal señala que es probable que haya más represalias económicas si la crisis se agudiza.
Rusia en el mercado de energía
Rusia es el tercer mayor productor de petróleo del mundo y el segundo mayor productor de gas natural, ubicándose entre los principales proveedores de energía para los Estados Unidos y China, las dos principales economías del mundo.
En 2020, Rusia proporcionó el 7% de las importaciones de petróleo y petróleo crudo de los Estados Unidos, lo que lo convierte en el tercer proveedor más grande de ese país junto con Arabia Saudita. Esa es una de las razones probables por las que Estados Unidos señaló en los últimos días que las sanciones contra Rusia no estarían dirigidas al sector energético de dicho país, salvo por la referida a Nord Stream 2 que comentamos líneas atrás. Habría que reconocer que imponer un costo financiero a Rusia por sus acciones en Ucrania, supone todo un dilema para las potencias occidentales, ya que, si imponen sanciones a las exportaciones de petróleo y gas, podrían causar un daño inflacionario a sus propias economías.
Incluso las sanciones no dirigidas específicamente al mercado energético podrían reducir indirectamente las exportaciones de petróleo y gas natural o incitar a Moscú a tomar represalias, limitando el suministro destinado para sus exportaciones.
La comunidad global y la invasion de Ucrania
Las nuevas sanciones occidentales destinadas a doblegar la economía de Rusia podrían frenar significativamente esas exportaciones a la mayoría de los demás países, o convencer a Moscú de detener las exportaciones por su propia cuenta, dependiendo de la severidad de las sanciones y la respuesta del Kremlin.
El día 24 de febrero, un par de días después del inicio del conflicto armado, el Grupo de los Siete países más industrializados del mundo (G7) condenó enérgicamente la invasión rusa de Ucrania y dijo que presentaría sanciones económicas y financieras severas y coordinadas contra Moscú, aduciendo que “esta crisis es una grave amenaza para el orden internacional basado en las normas, con ramificaciones que van mucho más allá de Europa” y que el presidente ruso había reintroducido la guerra en el continente, añadiendo a sus declaraciones que “apoyarían el compromiso y la coordinación coherentes y constructivos entre los principales productores y consumidores de energía para lograr un suministro energético mundial estable, y que están dispuestos a actuar para hacer frente a posibles interrupciones”.
Algunos expertos creen que los mercados de materias primas (commodities) no han tenido en cuenta la gravedad de la crisis. En otras palabras, los precios no han reflejado aún el riesgo inmediato de guerra, pero probablemente lo harán en los siguientes días, sobre todo si las sanciones financieras obligan a Rusia a retener los suministros.
Los efectos de las sanciones de energía
La acción de Rusia también ha sacudido los mercados de valores, bonos y materias primas en todo el mundo. Sólo el primer día de acción bélica se tambalearon las acciones de Estados Unidos y el índice S&P 500 cayó 1% en lo que Wall Street denomina corrección: un descenso de al menos diez por ciento desde su nivel máximo más reciente. Este conflicto en ascenso ha modificado el valor de los fondos de inversión y los fondos cotizados en millones de cuentas de pensiones.
Otros expertos financieros han señalado que Moscú podría tomar la decisión de tratar de cambiar los cálculos en Occidente, usando los commodities como una forma de guerra híbrida, esencialmente reduciendo las exportaciones, asegurándose de que Ucrania no pueda exportar, para buscar provocar una espiral inflacionaria.
Los efectos en el mercado de energía
Europa depende del gas natural de su vecino oriental, y Rusia representa alrededor del 30- 40% de su suministro, así como casi un 25% del petróleo que se consume en ese continente. Los líderes de Estados Unidos y Europa del Este han advertido repetidamente que el Kremlin no tendrá miedo de manejar sus suministros de gas como una palanca geopolítica si decide lanzar una contraofensiva en forma de una guerra económica en espiral. En el pasado, Rusia ha utilizado como arma económica sus suministros a Ucrania suspendiendo los flujos de sus exportaciones.
Antes de que la crisis estallara, el presidente de los Estados Unidos se había abstenido de expandir las sanciones de Nord Stream 2 a pesar de la inmensa presión de su Congreso, y no fue hasta el miércoles 16 cuando finalmente anunció nuevas sanciones contra Nord Stream AG, que a pesar de que es una compañía registrada en Suiza, realmente es una subsidiaria del gigante estatal ruso de gas Gazprom; este anuncio se produjo un día después de que la cancillería alemana anunciaba que estaría congelando la certificación del oleoducto atestándole un golpe financiero a Rusia.
Tomando en cuenta que el gasoducto estaba a la espera de la certificación alemana y todavía no estaba en fase operativa, algunos analistas aseguran que la decisión no afectaría el suministro de gas natural existente en Europa, sin embargo, esta afirmación no ha sido lo suficientemente aceptada y tiene nerviosos a muchos comercializadores e inversionistas en un mercado ya volátil.
Los Estados Unidos en el conflicto
En los últimos meses, funcionarios federales norteamericanos han venido explorando planes tendientes a aliviar el problema de suministro de gas natural a Europa, incluidas las opciones para enviar desde los Estados Unidos gas natural licuado (GNL) y buscar empujar a Qatar, uno de los principales exportadores de gas, a desviar más suministros a Europa. Sin embargo, esos esfuerzos podrían no ser suficientes para compensar la diferencia de las importaciones rusas si Moscú decide cerrarle el grifo a Europa.
En ese sentido, el gobierno de Qatar afirmó que sería “casi imposible” para cualquier país sustituir completamente el gas ruso a Europa debido a que la mayor parte de la producción de GNL ya está comprometida con contratos preexistentes con otros países. Qatar podría desviar sólo del 10 al 15 por ciento de su capacidad a Europa.
Mientras esta dependencia del gas ruso continúe y el conflicto se intensifique, algunos expertos han advertido que Europa será la región más afectada por la crisis de suministro, incluso más cuando se afecte a otros commodities a nivel mundial.
Los precios del petróleo subieron por encima de los 100 dólares por barril por primera vez desde julio de 2014, justo después de que el presidente ruso ordenara un asalto militar a gran escala contra Ucrania, lo que ha provocado una copiosa condena internacional por parte de los países aliados a los Estados Unidos. Particularmente el crudo Brent registró un incremento cercano al 7.3% para ubicarse en el rango de 104-106 dólares por barril justo en las primeras horas del asalto militar ruso.
¿Qué tan alto podrían subir los precios?
Algunos analistas expresaron que en caso de que el suministro de Estados Unidos o las conversaciones en Viena no salgan según lo planeado, podría resultar en nuevas presiones de apreciación para situar el precio del barril de Brent en el rango de $150-170 dólares.
Justo el pasado mes de enero, un grupo de economistas predijo que un aumento a $150 dólares por barril podría reducir el crecimiento económico mundial en más de tres cuartas partes, para llevarlo a menos del 1% en la primera mitad del año.
No debemos olvidar que los precios de la energía ya se habían disparado en los últimos meses debido a una confluencia de factores, incluida la pandemia, la oferta limitada y, obviamente, las crecientes tensiones entre Rusia y Ucrania.
En los Estados Unidos, que está lidiando con su inflación más alta desde principios de la década de los ‘80s, el precio promedio de la gasolina en todo el país es de $3.52 por galón, casi 90 centavos más que el año pasado.
El plan del presidente de los Estados Unidos dado a conocer el pasado día 24 de febrero establece que Estados Unidos estará trabajando con las principales naciones consumidoras para coordinar una liberación colectiva de las reservas estratégicas de petróleo, mientras continúa evitando sanciones a los suministros rusos.
Ese mismo día, una vez que se dio a conocer la noticia de que es posible liberar más barriles de petróleo de las reservas estratégicas en coordinación con otras naciones con los que se buscaría agregar 400 mil barriles por día de crudo al mercado cada mes, los futuros en Nueva York cerraron en $92.99 dólares el barril y los del Brent en $95.48 dólares, después de que habían subido hasta los 100 y 106 dólares respectivamente durante los primeros días del conflicto como lo habíamos comentado antes, aunque se mantiene la posibilidad de que los precios suban en el mediano plazo.
El futuro del mercado
Las noticias seguirán fluyendo conforme vaya avanzando el conflicto, los mercados irán descontando y reflejando sus consecuencias, por lo que podemos suponer estaremos entrando en una época de mucha volatilidad en los precios de los combustibles, esperemos que no dure mucho, y mientras tanto, en Acclaim Energy seguiremos monitoreando de cerca la evolución de este tipo de externalidades y estudiando el impacto que pudiera suponer para los grandes consumidores de energía térmica y eléctrica en México. Si gustas que platiquemos sobre las posibles consecuencias en tus costos y buscar de forma conjunta cómo mitigarlo mediante el desarrollo de una estrategia, te invitamos a que nos llames.